Decidimos que la mejor forma de afrontar el proyecto era saltar de un 5.1 que nos pidieron a un 7.1 horizontal para poder cubrir mejor los movimientos de los elementos sonoros por el espacio y que la sensación de continuidad no se “deshilachara”, así que calibramos nuestra sala 1 para corregir cualquier desfase que la inclusión de estos dos altavoces pudiera causar en nuestro entorno. Empezamos ubicando los elementos comunes a todo el vídeo para ver dónde nos dejaba este proceso.
Distribuimos la música, limpiamos y ecualizamos la locución a nuestro gusto, cuando en seguida se planteó el primer problema: ¿cómo podemos hacer para que la voz se escuchara en todo el espacio con claridad sin sacrificar los SFX ni la música, ni tampoco obligar a los espectadores a estar mirando hacia la pared “central” de la habitación? Era de vital importancia que se pudieran mover libremente por el espacio. Tras darle varias vueltas, hablamos con el personal de montaje del evento que habían instalado altavoces centrales adicionales (un total de seis) distribuidos entre los altavoces que conformaban el 7.1, con lo que podíamos sacar de la ecuación nuestro central y que se mezclara allí con el resto del programa sonoro una vez finalizado.
Continuamos incluyendo todos aquéllos elementos sonoros que pertenecieran al ambiente del vídeo y que fueran estáticos en el espacio: bosques, el mar, etc. Habiendo solucionado la gestión del central, con las músicas distribuidas y las camas ambientales hechas, podíamos empezar a jugar con todo lo que generara movimiento y ser creativos: la pasada de un avión, el canto de una ballena, un camión, un montón de SFX de ciencia ficción que daban paso a diferentes secuencias de postproducción en el vídeo, césped que brota del suelo y placas tectónicas que elevan la visión del espectador hacia el espacio exterior, también la truca de sumergirnos bajo las olas del mar, música incluida, para poder emerger después con fuerza hacia el resto del vídeo. Decidimos incluir muchas locuciones en diferentes idiomas moviéndose de altavoz en altavoz para reforzar la voluntad de inclusión y diversidad de la marca para terminar con filigranas que inspiraran una sensación de modernidad y avance hacia el futuro.Y no tuvimos tiempo para mucho más, equilibramos la mezcla, ajustamos los movimientos, realizamos algunos cambios que nos pidieron expresamente, y finalizamos el trabajo.
El proyecto de sala inmersiva de Moeve ha sido una oportunidad más para poner a prueba nuestra capacidad de desgranar un trabajo complejo, y asignar tareas concretas a nuestro equipo y explorar nuestra creatividad bajo la presión de un deadline muy ajustado.